Si cuidas a alguien con Alzheimer es común que hayas pensado sobre si las personas con este tipo de enfermedad son capaces de aprender cosas nuevas. Más aún en un momento como el que estamos viviendo, dónde tenemos que vivenciar nuevos hábitos y rutinas tanto con horarios, como con el hecho de hacer más higienización de las manos y también de usar mascarillas por cuenta del coronavirus.
Sabemos que las demencias irreversibles son causadas por factores internos que conducen a la degeneración de las estructuras neuronales con trastornos que afectan principalmente el rendimiento cognitivo. Entre ellos, el más común es el Alzheimer, seguido de la demencia vascular y la demencia con cuerpos de Lewy. La enfermedad de Alzheimer como ya hablamos, es un tipo de demencia progresiva irreversible, que aún no tiene cura y se encuentra entre las diversas clasificaciones de demencia.
Pero existen varias fases de la enfermedad y en cada una de ellas nos permite ofrecer un panorama distinto en relación a la incapacidad en el aprendizaje.
¡Cuanto antes se tenga el diagnóstico, más tiempo habrá para tratar! Y tratar aquí significa ofrecer al al paciente una posibilidad de mejor calidad de vida y el mantenimiento de su función. Con capacidad de aprender cosas nuevas en la etapa temprana y de activar las funciones del cerebro por más tiempo.
Ya sabemos que las investigaciones y la práctica clínica comprueban que una vida cerebral activa conlleva grandes beneficios a la salud mental, esencialmente previniendo afecciones como la EA y muchas de estas respaldan la utilidad de terapias no farmacológicas.
La experiencia de varios profesionales y terapeutas ocupacionales comprueban que el uso de técnicas de estimulación cognitiva, la musicoterapia, las actividades ocupacionales, el mantenimiento de las AVDs (actividades de la vida diaria) reflejan directamente en la mejora cognitiva, la estabilización funcional y la disminución de problemas conductuales.
Los ejercicios cognitivos pueden ser guiados por terapeutas que trabajan con personas mayores y contemplarán las habilidades de la memoria, la atención, el razonamiento, etc. que deben fomentarse. Hay materiales que pueden tener ejercicios interesantes para este grupo, algunos que desafían las habilidades cognitivas con temas más generales y otros con temas más específicos centrados en la historia, la rutina, los hábitos y los intereses de las personas mayores.
Así que, resumidamente, aún hace falta más estudios para comprobar con números científicos esta capacidad de aprendizaje. Aunque la práctica nos demuestra que existe índices de una mejoría significativa cuando no dejamos de estimular al mayor con alzheimer en una etapa precoz, haciendo que se retarden los efectos de la enfermedad en el cerebro. ¡Todo esto con mucho significado tanto para el que cuida como para el que es cuidado!
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