Cuando decidimos buscar material para estimulación cognitiva de un familiar por nuestra cuenta para un familiar, sea porque le han detectado la Enfermedad de Alzheimer o por iniciativa de incentivar sus capacidades debemos tener en cuenta una serie de factores.
No todas las personas mayores tienen una buena escolaridad. Esto quiere decir que, aunque sepan leer y escribir, a lo largo de su vida no han podido practicar mucho. Así que es comprensible que para muchas personas con demencia sea difícil o poco interesante enfrentarse a actividades de estimulación cognitiva de papel y lápiz, por miedo al fracaso o por ser algo que nunca estuvo muy presente en sus realidades.
Existen múltiples opciones de cuadernos de actividades en librerías, internet y muy pronto los cuadernos reab estarán también en la versión española. En este tipo de material se puede trabajar la memoria, la atención, la motricidad, la observación, etc. Pero para poder escoger una actividad que pueda ser estimulante para nuestro familiar o si somos profesionales para nuestros pacientes, una cosa debe quedar clara:
¿El material está diseñado específicamente para la persona con la enfermedad de Alzheimer?
¿Cuál es su propósito de uso? ¿Cuáles son los objetivos?
Cuando hablamos de personas con Alzheimer específicamente, estamos hablando de personas mayores (la mayoría de las veces) que, como todos los demás, son únicos en su forma de ser, pensar, desarrollar actividades y con historias distintas. Y, como cada anciano es tan único, necesitamos individualizar este cuidado y los recursos que utilizaremos: es decir, la respuesta a la pregunta “si este cuaderno es para el anciano con Alzheimer» también se responde al pensar sobre si el tema de los ejercicios “es pertinente” para los ancianos con Alzheimer en los que estás pensando.
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A continuación, piense en las habilidades presentes en este anciano en la actualidad. Podemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- ¿En qué etapa de la enfermedad se encuentra?
- ¿Qué o cuáles habilidades cognitivas tiene?
- ¿Sabe leer y escribir? Si no, puede que sea mejor evitar ejercicios con letra, puedes sustituirlos por ejercicios de copia de dibujos, palabras, frases, números…
De una forma muy sencilla podemos pensar: ¿Va a leer solo? ¿Necesitarás ayuda para leer? - ¿Necesitarás explicar qué piden los ejercicios? En ocasiones necesitamos adaptar los ejercicios a la etapa en la que se encuentra el anciano y la relevancia del material al momento en el que se encuentra.
Por ejemplo si no entiende lo que se va a hacer tendremos que explicárselo. Y si le falla mucho la memoria, se tendrá que repetir. - Garantizar que ve bien: cuidado con el tamaño de la letra, de las imágenes…Intentar estar con él/ella (o cerca) por si necesita ayuda (si tiene dudas, o hace errores, para poder ayudar).
Intenta siempre también hablar con el equipo que te sirve para evaluar el material y, sobre todo, la forma de uso. Los terapeutas ocupacionales pueden ayudarlo (¡mucho!) A adaptar y calificar los ejercicios. Además de ayudarte a disfrutar de otros beneficios de un material que valora la historia de las personas mayores, valora los intereses, lo vivido y el entorno que les rodea.
El cuaderno y los ejercicios también pueden ser una forma de conocer cómo la vida diaria de las personas mayores es rica y que al estar en contacto con estos entornos, tareas e historias, la persona mayor se está beneficiando.
Recuerda también que no todos los momentos son adecuados. Buscar una hora del día en que la persona esté tranquila, sin nada pendiente y con tiempo por delante. Así evitamos ejercicios de estimulación cognitiva al final del día, cuando se están más cansado.
Mejor poco y frecuente que mucho un en un solo día. Y muy importante: ¡que sea significativo y estimulante para el mayor!
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