Primeros estudios del Efecto del confinamiento en las personas con Alzheimer

«El aislamiento prolongado empeora la enfermedad del Alzheimer.» Esta afirmación viene siendo hecha por muchos profesionales que trabajan con pacientes con Alzheimer. Aunque no es necesariamente cierta, cada caso debe ser evaluado específicamente y para esto están los estudios que nos aportan informaciones útiles.

Los síntomas neuropsiquiátricos, como depresión, ansiedad, apatía, agitación y alucinaciones, son comunes en la enfermedad de Alzheimer (EA) y esto tiende a aumentar con factores estresantes externos. La cuarentena y el aislamiento tuvo un impacto negativo en gran parte de la población pero tratándose de pacientes con alzheimer no socializar y no tener contacto humano y las estimulaciones debidas llevó a un empeoramiento y un avance en el deterioro por tratarse de una enfermedad progresiva. Es fácil entender que si quitamos los factores de estimulación, la enfermedad avance más rápidamente.

En este contexto, The Journal of Alzheimer’s Disease publicó su primera investigación sobre los efectos del confinamiento durante la crisis del COVID-19 sobre los síntomas neuropsiquiátricos en pacientes con EA.
Las medidas de distancia social y la disminución del contacto físico con la familia y el mundo exterior pueden haber aumentado la soledad y afectar la salud mental entre los pacientes con EA que permanecieron confinados en sus hogares durante casi dos meses (período de investigación, pero sabemos que muchos todavía están aislados hoy). Además, incluso las actividades al aire libre de bajo riesgo, como caminar con los cónyuges, eran limitadas. Las actividades sociales (por ejemplo, asistir a reuniones de barrio), las actividades religiosas (por ejemplo, asistir a misas) o incluso las actividades de bienestar e higiene (por ejemplo, cortarse el pelo) se han cancelado.

En la encuesta a los cuidadores de 38 pacientes con EA que estuvieron confinados en sus hogares durante casi dos meses, se les pidió que informaran si los pacientes experimentaron algún cambio en los síntomas neuropsiquiátricos durante el confinamiento, en comparación con antes. La gravedad y el impacto sobre sí mismos se clasificaron mediante el método del cuestionario de inventario neuropsiquiátrico (Q-INP).

Los resultados mostraron que solo 10 pacientes demostraron cambios neuropsiquiátricos durante el confinamiento. La función cognitiva de estos 10 pacientes, evaluada con el Mini Examen del Estado Mental, fue peor que la de los pacientes que no demostraron trastornos neuropsiquiátricos. Curiosamente, entre los 10 pacientes con trastornos neuropsiquiátricos, la duración del confinamiento se correlacionó significativamente con la gravedad de los síntomas, así como con el sufrimiento de sus cuidadores. Esto significa que no todos empeoraron. Pero es verdad que la muestra ha sido pequeña y más estudios deben ser hechos para evaluar los daños causados.

Es aislamiento prolongado tiene un impacto psíquico y cognitivo. No quiere decir que esté mal aislarse en el contexto de una pandemia, pero claramente tiene efectos negativos cuando se extiende en el tiempo y por esto hay que buscar alternativas para acompañar, llamadas, tele atendimiento, visitas con más protección, el acompañamiento virtual sigue siendo una manera de permitir que sigamos en contacto pero no es la única.

Fuente: The Effects of Confinement on Neuropsychiatric Symptoms in Alzheimer’s Disease During the COVID-19 Crisis.