¿Por qué los hijos prefieren mandar a escuchar a sus padres mayores?

La comunicación es la clave para un mundo mejor. Aunque esta frase sea un cliché, es la pura verdad. La pandemia ha puesto en foco las personas mayores, que no fueron escuchadas en la mayoría de los casos y muchas de ellas han sufrido edadismo. Este tipo de perjuicio define a las personas mayores de una manera despectiva, como personas que ya no aportan valor para la sociedad, seres improductivos o incapaces. Infelizmente muchos aún no entienden que la vejez no es una enfermedad sino una fase de la vida, y deberíamos, en consecuencia, ser capaces de construir una sociedad adaptada a todas las etapas de la vida.

Podemos pensar que no tenemos perjuicios pero existe un límite tenue entre «preocupación» y «edadismo» cuando la situación ocurre dentro de casa. Recientemente algunas situaciones del cotidiano me hicieron reflexionar y hablar con profesionales sobre el tema: Qué es más importante para los hijos, ¿la seguridad de sus padres mayores o sus autonomías?

La tendencia general es preocuparse más por la seguridad que por la autonomía. Y aún teniendo razón en muchas situaciones, los hijos deben aprender a gestionar estas emociones para mantener la independencia de sus padres por el máximo de tiempo posible.

De acuerdo con el libro: Minding Our Elders: Caregivers Share Your Personal Stories,  de Carol Bradley Bursack

«A menudo olvidamos que nuestros padres son adultos que han vivido una vida larga y, en la mayoría de los casos, responsable. Puede que hayan sido padres pobres, padres ordinarios o padres estelares, pero el hecho de que estemos tratando de ayudarlos en esta etapa implica que probablemente ellos nos criaron. Aunque ocasionalmente nos encontremos con un anciano que voluntariamente transmite todas las decisiones a otros, la mayoría de las personas mayores continuará deseando su autonomía. Quieren tomar las decisiones que gobiernan sus vidas.»

No es fácil priorizar la autonomía, pero su consejo es que cuando hablemos con nuestros padres tengamos en cuenta que la mayoría de los adultos mayores coloca su autonomía muy por encima de su seguridad personal. A menudo, esta es la razón por la que muchas personas mayores no les cuentan a sus hijos o amigos sobre las caídas. Tienen miedo de escuchar que ya no pueden cuidar de sí mismos.

¿ Qué pasa cuando llega el momento en el que vemos que realmente necesitan ayuda?
Puedes probar a dar un paso atrás y buscar un enfoque diferente.

Siempre que sea posible, intenta hablar con tus padres sobre todo tipo de cosas, no solo sobre la salud y la fragilidad inminente. En otras palabras, ten conversaciones reales. Cuando tenemos oportunidad de hablar sobre todo, podemos abrirnos para conocer sus deseos ideales para el futuro. Una buena oportunidad de acercamiento es hablar sobre sus amistades, y saber las situaciones que están vivenciando y que les parece.

Un ejemplo: Si sabes que la amiga de tu madre ha tenido un ictus puedes preguntarle como está y si por ejemplo dice que la han ingresado en una residencia, o en un centro de rehabilitación, puedes desarrollar la conversación para saber cómo tu madre se siente a respeto y con franqueza, posiblemente podrías decir: “Si ese tipo de cosas te sucedieran, ¿Qué desearías idealmente? ¿Cuál sería tu segunda opción? »

Hazles saber a tus padres que quieres seguir sus deseos, si puedes, y siempre harás todo lo posible para cuidarlos, pero que necesitas información para hacerlo. Pero ¡OJO!
Nunca prometas algo que puede que no cumplas, como por ejemplo: «nunca te pondré en una residencia o nunca contrataré una persona para cuidarte». No sabes a qué situaciones te enfrentarás en el futuro, pero lo que sí puedes decir es que harás todo lo posible para cumplir sus deseos, pero que nadie puede ver lo que nos depara en el futuro.

La conversación es la clave. Y como presentas los problemas también. Si aún eres joven, intenta imaginarte cuando seas mayor, como te gustaría que fuese la situación con tus hijos. Ponerte en su lugar puede abrir la mente para la situación.

Muchos adultos mayores saben que necesitaran ayuda en poco tiempo, o que ya no hacen lo que hacían, pero a veces por miedo, o por mantener las apariencias, no se sienten cómodos hablando sobre ello. Y rechazan los intentos de que una persona más joven de repente quiera decidir lo que ellos deben hacer para «mantenerse a salvo!

Antes de intentar crear una solución que te vaya bien a ti, que te deje más tranquila respeto a los desafíos de la vida actual o futura de tus padres, pregúntales cómo se sienten acerca de su vida mientras la viven. Al hacer esto, gradualmente estarás mucho más cerca de opinar y coincidir con lo que sea mejor para ellos y para ti.

Resumiendo: Evita el edadismo con tus padres cuando se hacen mayores y intenta apoyarles en lugar de tratar de educarlos, incluso cuando sepas que les estás cuidando, hazlo con ligereza. Y verás como la relación será mejor para ambas partes.

Fuente: mindingourelders.com