Los libros de recetas como herramienta de estimulación tradicional o tecnológica.

¿Te gusta cocinar? Puede que no, pero seguramente, si has podido disfrutar de tus abuelos en la infancia, te acordarás de la comida de su casa.

La cocina, este lugar común en cada hogar, pero que de diferentes maneras y pasando por muchas generaciones, nos deja un recuerdo especial.

¿Quién no tiene un recuerdo de la infancia cuyo plato tan bueno como el de abuela nadie más hacía? ¿Qué hizo ella que fuera tan diferente y especial? ¿Quién no tiene ese plato familiar, que vino de una tía lejana y que ha viajado por generaciones complaciendo gustos diferentes? No sabemos que es lo que tiene, pero suele ser de estos recuerdos que se quedan grabados en nuestra memoria por mucho tiempo. De mis visitas a casa de mis abuelos, el olor a sus pasteles de final de tarde son inconfundibles en mi mente y es algo que se transmite de generación en generación.

El confinamiento nos hizo ver que cocinar en tiempos difíciles nos ayuda a tener no solamente una dieta mas saludable, también nos ha hecho descubrir habilidades desconocidas para centrarnos en medio al caos. Pero la cocina pide planificación. Son muchos pasos antes de «encender el fuego» y lo mejor es que puede ser un excelente ejercicio cognitivo, como en esta publicación de : Cocinar es bueno para la memoria y la autoestima de las personas con Alzheimer

La búsqueda de los mejores ingredientes, la separación y cuantificación, la definición del corte de cada alimento, el orden de uso, ollas y utensilios a mano son pasos imprescindibles en la cocina. Además, por supuesto, de una lectura e interpretación de la receta, el «mapa», evitando sorpresas no deseadas cuando la comida ya está en el fuego. O sea, con una simple receta cuántas oportunidades tenemos de estimular a los ancianos ¿verdad?

¡Sabemos que cocinar es una actividad compleja que requiere muchos pasos, además de involucrar atención, planificación, nociones de cantidad, secuencia, seguridad y muchas otras habilidades cognitivas (y motoras)! Por lo tanto, cada persona mayor en función de sus capacidades puede participar de diferentes maneras. Pero además de todo esto, hoy queremos hablar de una herramienta que puede alimentar y traer buenos recuerdos (principalmente para el adulto mayor con Alzheimer que le gustaba cocinar); hablamos del Libro de recetas.

El libro de recetas de nuestros familiares es como un mapa de tesoros. Muchos hijos y nietos que disfrutan de la cocina y de los recuerdos pueden desear tener registrado de manera más moderna estas recetas que hacen parte de las tradiciones de una vida. Y fue pensando en esto que nos llamó la atención esta aplicación para escanear recetas escritas a mano conocida como Scan to Whisk, aún está en versión Beta pública o sea en fase de testes y puede generar fallos pero ya es una buena alternativa para perpetuar estos tesoros.

Su objetivo es que ahorremos tiempo a la hora de escribir instrucciones, ingredientes y tener que escribir manualmente las listas de compras, pero además calcula automáticamente la información nutricional de cualquier receta escaneada. Lo mejor es que podemos escanear también recetas escritas a mano (aunque la app está optimizada para recetas escritas a maquina, consigue hacer este proceso, aún con errores de edición que lo podemos retocar, es ventajoso porque nos hace ahorrar tiempo).

app recetas

¿Cómo funciona?

Lo primero que debes hace es descargar la aplicación gratuita que está disponible para iOS y Android, de momento solamente en inglés, pero es bastante intuitiva. Puedes ver su web en whisk.com.
ya que está integrada a Whisk, que es la aplicación «madre» que permite transformar recetas en listas de compra con el objetivo de facilitar nuestro trabajo a la hora de comprar.

Con la cámara del móvil se enfoca dentro de la aplicación el escaneo automático que le llevará a una pantalla para Editar. También existe la posibilidad del escaneo manual, y luego puedes complementar se hace falta algo.
Mira este pequeño video:

Como podemos notar, sea con tecnología en el escaneo de las recetas, trabajando su ejecución o simplemente usando los libros de recetas para despertar memorias con talleres de reminiscencia, queda claro que algo personal e intransferible se queda en la cocina de cada uno que hace que identifiquemos ese pastel como “¡el pastel de mi abuela y de nadie más!”.

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