Hacer una foto puede dejar nuestra memoria más perezosa

La memoria es algo intrigante y tema de investigación constante, no solo por todo lo que nos permite hacer.  Estudiar la memoria es una forma de conocer mejor cómo funciona nuestro cerebro y de ese modo evitar el deterioro cognitivo que tanto nos preocupa.

Existen varios tipos de memoria. Personas que tienen ciertos tipos de memoria más desarrolladas que otras. Seguramente ya has oído hablar sobre memoria fotográfica o conoces a personas que son capaces de recordar eventos, números de teléfono, nombres o fechas de cumpleaños sin esfuerzo.
La memoria fotográfica es la que se refiere a la capacidad de algunas personas para recordar durante más tiempo ciertas escenas, o una situación determinada con detalles exactos que aportan un máximo realismo a esa imagen. No se trata solo de una imagen observada sino que también puede tenerse memoria fotográfica al recordar al pie de la letra un mensaje escuchado o un trozo de libro.
Actualmente con los smartphones que funcionan como excelentes cámaras fotográficas se suele sacar fotos de todo para registrar los momentos vividos. Y si hablamos de los eventos que más queremos recordar como cumpleaños, bodas, vacaciones, fotografiar todo es casi que obligatorio.

¿Pero crees que recordamos más o menos algo cuando hacemos una foto?

Según una nueva investigación hecha por Rebecca Lurie y Deanne L. Westerman, ambas de la Universidad de Binghamton (Universidad Estatal de Nueva York) en Estados Unidos, esta práctica hace que nuestro cerebro se vuelva “más perezoso” para memorizar este momento. Al fotografiar algo, se reducen las probabilidades de recordarlo más tarde sin ayuda de la foto, es como si la mente desconectara y se confiara en el recuerdo visual solamente usando la foto.

Hacer fotos puede dificultar el recordar la experiencia.

Los cinco experimentos fueron realizados con 525 estudiantes universitarios, que vieron un conjunto de obras de arte y se les indicó que hicieran una foto de algunas de las obras con la cámara de una tableta y que solo mirasen las demás.

La conclusión fue que en los cinco experimentos, el arte fotografiado se recordaba peor que el arte simplemente visto. Esto fue constatado tanto en las pruebas realizadas después de 20 minutos y también en las realizadas después de dos días. Según las especialistas el hecho de hacer la foto debió conducirles a un relajamiento de su capacidad de memorización hacia lo que estaban fotografiando.

Sabemos que una de las principales ventajas de utilizar una cámara es la posibilidad de posteriormente mirar las fotos otra vez. Muchas veces logramos ver cosas en la foto que de otro modo ni siquiera habríamos descubierto. Sin embargo, hay que vigilar el hábito que tenemos de hacer más fotos de las que luego miraremos.

Por esto lo que nos aconsejan con tal de seguir ejercitando nuestra memoria fotográfica es de solamente hacer fotos de lo que queremos volver a mirar o publicar.

Para todo lo demás, ¿Qué tal simplemente disfrutar del momento y guardar este recuerdo en la memoria?