Actualmente no hay tratamiento disponible para curar la demencia o alterar su curso progresivo, pero eso no significa que no exista una red de investigación en busca de alternativas. Por cierto, se están investigando numerosos tratamientos nuevos y se encuentran en diversas etapas de ensayos clínicos ¡Eso es muy bueno!
Aunque no se pueda aún contar con la cura, se puede ofrecer mucho para apoyar y mejorar la vida de las personas con demencia y sus cuidadores y familias. Y aquí debemos dejar en claro que los cuidadores también deben ser siempre el foco del proceso de atención que involucra la demencia.
Los objetivos principales para el tratamiento de la demencia son:
- – Diagnóstico temprano para promover un manejo adelantado y óptimo.
- – Optimizar la salud física, la cognición, la actividad y el bienestar.
- – Identificar y tratar enfermedades físicas asociadas.
- – Detectar y tratar síntomas conductuales y psicológicos desafiantes proporcionando información a largo plazo y apoyo a los cuidadores.
Y para aquellos que tienen miedo de desarrollar demencia, aquí os dejamos los factores de riesgo y cómo podemos trabajar para prevenir la aparición de síntomas:
– Aunque la edad sea el factor de riesgo más fuerte conocido para la demencia, no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Además, la demencia no afecta exclusivamente a los ancianos.
– La demencia de inicio joven (definida como la aparición de síntomas antes de los 65 años) representa hasta el 9% de los casos.
Los estudios demuestran que las personas pueden reducir su riesgo de demencia haciendo ejercicio regularmente, no fumando, evitando el consumo nocivo de alcohol, controlando el peso, comiendo una dieta saludable y manteniendo los niveles de presión arterial, colesterol y azúcar en la sangre. Los factores de riesgo adicionales incluyen depresión, baja educación, aislamiento social e inactividad cognitiva.
Es decir, si nos mantenemos vivos y felices, ayuda mucho ¿te das cuenta?
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