Envejecimiento en la era digital: estrategias para lograr la inclusión

El siglo XXI se caracteriza por una creciente digitalización. A medida que más y más servicios cotidianos se mueven por internet vía «online», los «fuera de línea» o tradicionales, corren el riesgo de exclusión. Hablamos de una era que adopta la innovación a pasos largos hacía la tecnología digital. Esto afecta principalmente a las personas mayores que están menos conectadas digitalmente que a los jóvenes que nacieron en la época digital.

No todo son desventajas. Puedes preguntar:

¿Cuáles son las ventajas de adoptar la tecnología digital para las personas mayores?

La tecnología digital tiene fortalezas, ya que puede ayudar a aprender nuevas habilidades, facilitar las interacciones sociales, promover una vida independiente y autónoma y mejorar la gestión y la prestación de servicios de salud y asistencia social para las poblaciones que envejecen. Sin embargo, no todos se benefician por igual. Y la pandemia de COVID-19 enfatizó aún más estas desigualdades.

La pandemia de COVID-19 destacó el acceso desigual a las tecnologías digitales entre las poblaciones.  Las personas mayores tienen más probabilidades de ser excluidas digitalmente y enfrentan barreras para acceder a bienes y servicios que se brindan cada vez más en línea.

Esto podemos destacar como punto negativo de este avance.
La exclusión digital reduce las oportunidades para un envejecimiento activo y saludable, incluida la participación social y económica. El desafío no es solo empoderar a las personas que envejecen brindándoles acceso a tecnologías digitales y mejorando la alfabetización digital. Es necesario garantizar un diseño amigable con las personas mayores y la relevancia de los servicios digitales, así como entornos digitales sin edad, éticos y seguros que abarquen la diversidad de las poblaciones que envejecen.

Nuestra dependencia de las tecnologías digitales durante la pandemia centró la atención de las políticas en la importancia de la inclusión digital. La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE) examina esta ‘brecha digital’ intergeneracional y destaca las prioridades políticas para la inclusión digital y el empoderamiento de las personas mayores en la era digital:

Garantizar el acceso equitativo a los bienes y servicios relacionados con la tecnología digital, a través de proyectos participativos e iniciativas de políticas que brinden servicios en línea, como banca electrónica, comercio electrónico, aprendizaje electrónico y telesalud, servicios disponibles, accesibles y fáciles de usar. Mientras se mantiene el acceso continuo sin conexión.
Priorizar la escolarización digital e reducir los huecos de habilidades digitales, ofreciendo entrenamiento para navegar con seguridad en ambientes digitales, incluyendo oportunidades de aprendizaje intergeneracionales, así como medidas que luchen contra el perjuicio etario (edadismo), para estimular  que las personas mayores se involucren con ganas en la era digital
Aprovechar el potencial de las tecnologías digitales para el envejecimiento activo y saludable, el bienestar y el empoderamiento de las personas mayores, incluso a través de comunicaciones digitales que pueden reducir la soledad y el aislamiento social, y tecnologías digitales que pueden promover oportunidades para una vida independiente en la vejez.
Asegurar la protección de los derechos humanos de las personas mayores en la era digital, creando entornos y servicios digitales éticos, transparentes y seguros, a través de políticas que protejan la dignidad, autonomía, privacidad, así como el consentimiento libre e informado para el uso de los medios digitales.

Se efectivamente se consigue adoptar estas medidas , con la implementación de estas estrategias, se esperan los siguientes resultados:

  • Reducción de la exclusión digital y mayor inclusión de las personas mayores;
  • Oportunidades ampliadas para beneficiarse de las ventajas de la digitalización con los riesgos asociados mitigados.

Se pueden ver ejemplos de buenas prácticas en: Austria, Azerbaiyán, Bélgica, Canadá, República Checa, Finlandia, Alemania, Irlanda, Israel, Italia, Luxemburgo, Malta, Rumania, Serbia, República Eslovaca, Eslovenia, Reino Unido de Gran Bretaña y el Norte Irlanda, Estados Unidos de América.

Miremos estos lugares, estas estrategias, y pensemos en lo que podemos hacer, instigar y practicar en nuestra ciudad.