Alzheimer, cómo afecta al cerebro

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo. Esta enfermedad se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y otras funciones cognitivas, lo que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes y sus seres queridos. En este artículo, exploraremos cómo el Alzheimer afecta al cerebro y qué factores pueden contribuir a su desarrollo.

¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer es una enfermedad que afecta principalmente a las personas mayores y se caracteriza por la pérdida de células cerebrales y conexiones neuronales. Esta pérdida de células y conexiones puede conducir a la atrofia cerebral y a la disminución de la masa cerebral en general.

Los síntomas del Alzheimer pueden incluir la pérdida de memoria a corto y largo plazo, la dificultad para realizar tareas cotidianas, la confusión, la pérdida de la capacidad para hablar y comunicarse, y la disminución de la capacidad para pensar y razonar.

¿Cómo afecta el Alzheimer al cerebro?

El Alzheimer afecta al cerebro de varias maneras. Una de las principales características de esta enfermedad es la acumulación de proteínas anormales, como la beta amiloide y la proteína tau, en el cerebro. Estas proteínas anormales pueden formar placas y ovillos, que pueden dañar las células cerebrales y las conexiones neuronales.

La acumulación de beta amiloide en el cerebro puede interrumpir la función normal de las células cerebrales. Estas proteínas pueden acumularse fuera de las células cerebrales y formar placas que pueden interferir con la señalización normal entre las células cerebrales. Las placas de beta amiloide también pueden activar las células gliales, que son células que ayudan a proteger y apoyar las células cerebrales, y provocar una respuesta inflamatoria que puede dañar las células cerebrales.

La acumulación de la proteína tau también puede afectar la función normal de las células cerebrales. La proteína tau es responsable de estabilizar los microtúbulos, que son estructuras que ayudan a las células cerebrales a mantener su forma y moverse. La acumulación de la proteína tau puede hacer que los microtúbulos se desestabilicen y provoquen la muerte celular.

Además, el Alzheimer también puede afectar a los neurotransmisores, que son sustancias químicas que se utilizan para transmitir señales entre las células cerebrales. La pérdida de neurotransmisores puede afectar la capacidad del cerebro para procesar la información y realizar tareas cotidianas.

Otro factor que contribuye al Alzheimer es la inflamación crónica del cerebro. Esta inflamación puede dañar las células cerebrales y las conexiones neuronales y contribuir a la pérdida de masa cerebral y la atrofia.

Según el neurólogo Jordi Peña-Casanova (como se cita en El País, 2017), provoca un deterioro cognitivo progresivo que destruye las neuronas y las conexiones entre ellas.

En la fase inicial, el Alzheimer se manifiesta con pequeños fallos de memoria. Se debilitan las conexiones neuronales en el hipocampo, una región del cerebro clave para la codificación y recuperación de recuerdos, según el psiquiatra Michela Gallagher (como se cita en H. Freeman, 2017). A medida que avanza la enfermedad, el daño se extiende a otras áreas cerebrales.

La corteza prefrontal, encargada de tareas ejecutivas como planificar y tomar decisiones, comienza a deteriorarse. Esto se traduce en dificultades para concentrarse, resolver problemas o realizar acciones abstractas. Por otro lado, la corteza temporal posterior (área del lenguaje) se degenera, provocando problemas para encontrar las palabras adecuadas, seguir el hilo de una conversación o comprender lo que se lee.

La evidencia científica sugiere que las placas amiloides y ovillos neurofibrilares son marcas histopatológicas de la enfermedad de Alzheimer. Las placas amiloides bloquean la comunicación neuronal y los ovillos tau dañan el citoesqueleto de las neuronas, provocando su muerte (N. Mattson, 2002; R.A. Armstrong, 2013).

Aunque no existe cura, los fármacos actuales ayudan a ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar temporalmente los síntomas cognitivos (J. Cummings et al., 2007). La investigación abre la puerta a nuevas terapias, como inmunizaciones para eliminar placas amiloides, fármacos anti-tau, o terapias genéticas para activar genes reparadores en el cerebro (A. Lleó et al., 2019).

Factores que contribuyen al desarrollo del Alzheimer

Aunque los científicos aún no saben exactamente por qué algunas personas desarrollan Alzheimer y otras no, hay varios factores que se cree que contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Estos factores incluyen:

  • Genética: Algunos estudios sugieren que ciertos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer.
  • Edad: El riesgo de desarrollar Alzheimer aumenta con la edad.
  • Historial familiar: Las personas que tienen familiares cercanos con Alzheimer tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
  • Estilo de vida: El tabaquismo, la falta de ejercicio y una dieta poco saludable pueden aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer.

Síntomas del Alzheimer

Estos son algunos de los síntomas más comunes:

Pérdida de memoria

La pérdida de memoria es uno de los síntomas más comunes del Alzheimer. Los pacientes pueden tener dificultades para recordar cosas que acaban de suceder o información que han conocido durante mucho tiempo. Los pacientes también pueden tener dificultades para recordar nombres, fechas y eventos importantes.

Problemas con el habla y la comunicación

Los pacientes con Alzheimer pueden tener dificultades para comunicarse. Pueden tener problemas para encontrar las palabras adecuadas o tener dificultades para seguir una conversación. Además, los pacientes pueden tener dificultades para leer y escribir.

Desorientación

Los pacientes con Alzheimer pueden tener problemas para orientarse en tiempo y espacio. Pueden perderse en lugares conocidos o tener dificultades para encontrar su camino de regreso a casa. Los pacientes también pueden tener dificultades para entender las instrucciones y los comandos.

Cambios en el comportamiento y la personalidad

Los pacientes con Alzheimer pueden experimentar cambios en su comportamiento y personalidad. Pueden volverse más agresivos o retraídos y pueden tener cambios de humor repentinos. Además, los pacientes pueden tener problemas para controlar sus emociones y comportarse de manera inapropiada en situaciones sociales.

Pérdida de habilidades cognitivas

A medida que el Alzheimer progresa, los pacientes pueden perder habilidades cognitivas importantes. Pueden tener dificultades para realizar tareas cotidianas como vestirse, cocinar o manejar dinero. Los pacientes también pueden tener dificultades para resolver problemas y tomar decisiones.

Problemas con el juicio y el razonamiento

Los pacientes con Alzheimer pueden tener problemas para tomar decisiones y resolver problemas. Pueden tener dificultades para entender situaciones complejas o realizar tareas que requieren pensamiento abstracto.

Tratamientos para el Alzheimer

Actualmente, no hay cura para el Alzheimer. Sin embargo, hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes. Estos tratamientos incluyen medicamentos para mejorar la memoria y otras funciones cognitivas, terapia ocupacional y física, y apoyo emocional para los pacientes y sus seres queridos.

Exploraremos ahora algunos de los tratamientos que se han probado y los resultados que han tenido.

Medicamentos para el Alzheimer

Existen varios medicamentos que se utilizan para tratar el Alzheimer. Estos medicamentos incluyen inhibidores de la colinesterasa y antagonistas del receptor NMDA. Los inhibidores de la colinesterasa, como donepezilo, rivastigmina y galantamina, se utilizan para mejorar la memoria y otras funciones cognitivas. Los antagonistas del receptor NMDA, como memantina, se utilizan para tratar los síntomas avanzados del Alzheimer, como la confusión y la desorientación.

Según un metaanálisis de 27 estudios, los inhibidores de la colinesterasa pueden mejorar la capacidad cognitiva y la función global de los pacientes con Alzheimer en comparación con un placebo. Sin embargo, los efectos son modestos y no parecen ser duraderos. Los antagonistas del receptor NMDA también pueden mejorar los síntomas del Alzheimer, aunque sus efectos son menos consistentes.

Terapia ocupacional y física

La terapia ocupacional y física también puede ser beneficiosa para los pacientes con Alzheimer. Estas terapias pueden ayudar a mantener las habilidades motoras y cognitivas, y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Un estudio de revisión encontró que la terapia ocupacional y física puede mejorar la capacidad funcional y la calidad de vida de los pacientes con Alzheimer. Además, estas terapias pueden reducir la carga de los cuidadores y mejorar la satisfacción del paciente.

Estilo de vida

El estilo de vida también puede afectar la progresión del Alzheimer. Mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y mantenerse socialmente activo puede retrasar la aparición de los síntomas del Alzheimer.

Un estudio encontró que las personas que seguían una dieta mediterránea, que incluye frutas, verduras, nueces, legumbres y pescado, tenían un menor riesgo de desarrollar Alzheimer. Otro estudio encontró que el ejercicio regular puede mejorar la función cognitiva en personas con Alzheimer leve.

Terapia de luz

La terapia de luz es una técnica que utiliza luz brillante para mejorar la función cerebral y reducir los síntomas del Alzheimer. Según un estudio de revisión, la terapia de luz puede mejorar la calidad de vida, reducir la agitación y mejorar el sueño en pacientes con Alzheimer.